Tuesday, August 24, 2010

Misceláneas otoñales (aunque no sea otoño)


Tengo flor de vagancia encima. Tendría que estar trabajando en la tesis pero va a paso de tortuga el tema. Parte de mí sabe que cuando empiece las clases me va a ser más fácil trabajar, porque siempre fue así: hago todo mejor y más efectivamente bajo presión. Pero otra parte de mí se siente infinitamente culpable por no estar haciendo nada. Mmmmh...

Por otro lado, falta menos de un mes para que empiece el otoño, y como el otoño acá es tan lindo pero dura TAN poco, decidí darlo por empezado. Ahora que ya noto la inclinación del sol ser un poquito diferente, que la luz se proyecta en otro ángulo a través de la ventana, que las sombras de los árboles tiran un yenesecuá sobre mi casa, decidí dar por empezado mi otoño. Ayer prendí una velita de canela, manzanas y no sé qué; mi gringou me preguntó si no es una vela más bien otoñal... pero qué le voy a hacer? No me puedo con el genio. También, no me pregunten por qué el otoño me inspira a escuchar música con guitarra acústica, del tipo Jewel o Andy McKee. No más cachengue... el cachengue es para el verano. En el horno tengo pan de banana y mañana va a haber tarta de manzana en lo de Guánder.

Acá el otoño empezó el lunes 23 de Agosto, y soy feliz. :)

Thursday, August 12, 2010

Mis plantitas

Nunca fui una fanática del reino vegetal... más bien que de sólo ver una planta la fulmino. Puedo matar hasta un cactus. Así de mala soy... Nunca tuve un jardín, nunca una planta me sobrevivió más que dos semanas. Cuando unos amigos nos pidieron que les cuidáramos plantas en su ausencia me les rehusé vehementemente; encargarme las plantas a mí sería lo mismo que no cuidarlas en su ausencia: de cualquier manera las iban a encontrar muertas al regresar.

Hace unos años me compré unas cañitas de bambú porque estaban baratas y lindas y porque son cúl. Ah, y porque el único cuidado que hay que darles es tenerlas en agua todo el tiempo... qué tan difícil podrá ser? Bueh... todavía tengo mis cañitas de bambú, todas brotadas, felices y contentas. Ahora los nuevos brotes se me están poniendo medio amarillentos y tengo que averiguar por qué, pero de más, siguen sanitas.

Hace unos meses mi esposo se compró un par de plantas de interior (de esas tipo palmeras que no son muy lindas pero le dan algo de verdorrrrr a una oficina); pero la oficina era demasiado chica para las dos plantas así que una vino a parar a casa y la transplantó mi suegra que es una maestra jardinera (posta, tiene un título de Master Gardener...). Con la reciente vacación obligada de dos semanas en lo de mis suegros, la planta se me apacuchó un poco, pero ahí sigue... también con algunos brotes nuevos, alegrándome ese rincón vacío del living.

Una de mis vecinas me dio unos cactusitos que tenía en el patio que me encantaron; venían bien, medio descoloridos porque no son de interior y les faltaba sol; pero el otro día le pegué un patadón al pedestal con la maceta y fue todo a parar al piso, los volví a plantar pero con la consabida vacación en lo de mis suegros, al volver eran una pachuchez marrón en la maceta. Hoy los hice desaparecer.

Otro de mis vecinos fue desalojado; se fue misteriosamente por la madrugada sin que lo viéramos; así, de la misma manera en que se mudó a esa casa, y lo único que dejó atrás fue un pobre potus a medio morir saltando que el muchacho de mantenimiento me preguntó si quería. Y en ese momento ocurrió algo casi mágico, que nunca me había pasado con una planta pero que sí me había pasado muchas veces con animalitos en la calle... Me dio cosita dejar al pobre potus sin dueño... Así que ahí lo tengo, colgado frente a la ventana principal del living. La otra vuelta le corté un gajo para que creciera otra plantita pero lo debí haber cortado mal porque después de un mes en el agua no le salieron raíces. Y hoy se me dio por hacer la loca prueba de replantar ese gajo, así que descolgué la maceta y encontré nuevos brotes por todos lados. Otra vez, algo que nunca me había ocurrido me sorprendió: me alegré de tener nuevos hijitos vegetales.

Y bueh... en la maceta a la que le di el patadón, y de la cual volaron tierritas y cactus hace unas semanas planté un bonsai que compró mi esposo para su oficina y que le logré incautar. Sin darme cuenta me encontré hablándole al bonsai mientras lo transplantaba. Espero que sobreviva el transplante y que cumpla muchos más. (?) Por las dudas puse la maceta en la esquina para que no sea víctima de mis inintencionados ataques de violencia.

Todavía estoy tratando de dirimir qué vuelco loco habrá ocurrido en mi vida para que me esté volviendo una adepta de las plantitas. Tal vez sea la falta de mascotas forzada por el contrato de alquiler. Tal vez sea que me estoy poniendo grande y entiendo cosas que antes no entendía. Quién sabe. Mmmh...

Ustedes, son del reino vegetal, del animal, o de ambos dos?