Saturday, November 29, 2008

La ley de la selva.

Anoche mi esposo se encontró con dos argentinos en una estación de servicio, así que me pegó el chiflido porque yo estaba esperando en el auto, y me fui a verlos. Encontrarse otros argentinos en el exterior es como estar en la selva viviendo con monos, comportándose casi como un animal más para sobrevivir, y de pronto encontrarse con otro humano. El hecho de que seamos humanos nos une, nos identifica, aunque no nos conozcamos; hace que automáticamente se establezca una relación de confianza aunque ni siquiera sepas a qué se dedican, o sus nombres. Charlamos por un rato, nos intercambiamos números de teléfonos como si fuéramos viejos amigos que se reencuentran, y nos despedimos con un beso. Ese acto tan pequeño, para alguien que vive en la selva, no tiene precio. Decir chau con un beso en el cachete. Qué groso! No es como estar en la selva y adiestrar a uno de tus monos amigos a que te de un beso (cosa que en tres años de todas maneras no he logrado), porque le falta el piripipí, falta la naturalidad, le falta el afecto espontáneo. 

Y las charlas!? Pfff...! Hay tanto que se pierde en lo lingüístico! Una parte de nosotros se pierde en lo cotidiano, en lo que decimos, en lo que hacemos, en cómo nos manejamos. No importa cuánto conozcamos la cultura de la selva, no pertenecemos a ella. No importa cuán bien hablemos su lengua, cuánto asimilemos su vida, la incorporemos a la nuestra, cuánto nos mimeticemos para sobrevivir, cuánto, a través de los años vayamos con la manada. No somos monos...





Algún día, tal vez dada por vencida, o por costumbre, me convierta en Tarzán... o en Koko

Tuesday, November 18, 2008

Buenos Aires - Mar del Plata? Dos horas y media!

Pasa que en EEUU todo el mundo anda en auto. Desde los 15 años y medio, o 17. Con suerte a los 17 tienen un auto propio... y se motorizan, y manejan de acuerdo a las leyes de tránsito (si son más o menos responsables), al punto de que cuando caminan, respetan las mismas normas de forma tácita y de común acuerdo.

A qué me refiero? Mi universidad tiene un hermoso campus, con amplias veredas y corredores que van de un edificio al otro. Para ir de una clase a otra, por lo general vamos de edificio en edificio, y andamos por los hermosos y amplios corredores y veredas. A los 50 minutos de cada hora los alumnos van de un edificio al otro para ir a sus aulas. Durante los 50 minutos restantes, todos están en clase y el campus queda prácticamente desolado. Pero en esos diez minutos entre clase y clase, esos 10 minutos en los que todos van de un lado a otro, las veredas quedan completamente atestadas de gente, yendo en hileritas. Sí sí... acá viene lo de las leyes de tránsito tácitas; van en hileritas: la hilera sobre la mitad derecha del corredor va hacia un lado, y la hilera sobre le mitad izquierda del corredor, va a hacia el lado opuesto.

Guay del que se quiera hacer el vivo pasando a alguien sin mirar. O tratando de ir "a contramano" en la hilera de la mitad opuesta de la vereda! Se va a llevar gente por delante, se va a comer alguna que otra cara da mufa, y tal vez un "watch out", porque quienes van en las hileritas no esperan que alguien se mande a lo kamikaze en sentido opuesto. No es esperable. No está previsto. Alguien lo estableció? No. Sin embargo, la gente anda tanto en auto en este bendito país, que cuando quieren o tienen que caminar, no pueden ser espontáneos ni saben hacer otra cosa que caminar en el mismo orden y con la misma prolijidad que manejan.




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Sí, ya sé... esta entrada no tiene nada que ver con nada, y el título tiene mucho menos que ver todavía con la entrada en sí, pero es una curiosidad de mi nueva cultura que quise acotar en mi blog.

Monday, November 10, 2008

Jijijijiji!

Siempre me pregunté si lo de aspirar helio era cierto. Hace una semana mi hija cumplió años y uno de los amiguitos le trajo un regalo y el paquetito tenía atado un globo de esos metalizados, inflado con helio. Y como ya medio se estaba desinflando pensé "hagamos la de Chip n Dale".



Y andóoo!!!



Qué experiencia loca. Ahora sí puedo decir que aspiré sustancias (?).

Seis cosas que me hacen feliz

Eleanor Rigby me pasó este meme, que en su casa quiere decir caramelo, pero aparentemente quiere decir juego. Tenemos que poner seis cosas que nos hacen felices. A ver qué sale (perdón si me explayo).


Mi familia: Mis padres son unos grosos y mis hermanos también y sus novia/esposa también. Mis papás me enseñaron valores y principios que hoy me hacen como persona, cosas en las que yo creo personalmente y que dan estabilidad a mi vida. Mis hermanos... puff! De chicos nos llevábamos como perros y gatos, pero ahora que somos todos grandes puedo decir que son mis mejores amigos. Tengo dos hermanos mayores, uno de 28 años y otro de 32 (¿? Nunca me acuerdo, ups!). Son gente muy inteligente y respetuosa, somos compinches y sé que si un día los necesitara ellos van a estar a mi lado como yo a su lado si ellos me necesitaran a mí. Tenemos una amistad que más que ninguna otra, ni el tiempo ni la distancia podrían destruir. Somos familia.

Mis amigos:  Es todo un tema el de los amigos, porque tengo amigos en EEUU, pero la gente acá es diferente; con los amigos acá (excepto contadas excepciones), no se puede hablar de la vida (sobre todo de los problemas); la gente no quiere cargarse con problemas ajenos... Tengo una sola amiga acá con la que puedo hablar de absolutamente cualquier cosa, y es Alison. No nos vemos muy seguido, pero cuando nos vemos le damos a la sin hueso. Si tomara mate, seguro nos pasaríamos horas parlando de la vida, yo escuchando sus problemas, ella escuchando los míos, riéndonos un rato, etcétera. Por eso tengo muchos amigos acá en EEUU, pero no son como mis viejos y queridos amigos de Argentina con quienes hablo de cualquier cosa y puedo sentirme a gusto. Los amigos acá son para juntarse y pasar un buen momento, y aunque no sean como mis amigos argentinos estoy aprendiendo a apreciar la diferencia y disfrutar a mis amigos acá, de acuerdo a su idiosincracia. Los amigos son la alegría de mi alma.

Mi propia familia: Mi esposo, mi hija, y los que vengan detrás. No puedo imaginarme mi vida sin mi esposo, tan dedicado a nosotras y tan cariñoso. Imaginarme la vida sin mi hija? Imposible! Es mi solcito. Siempre tiene una sonrisa, siempre está corriendo, jugando, dando besos y abrazos. Es una muñequita. Mi esposo es el resultado de años de amistad por internet; nos conocimos en el 2001, por ICQ (mentira que era viejo! Jajaja!). Como siempre decimos, nosotros nos conocimos de adentro hacia afuera, conocimos nuestras personalidades, nuestras ideas, nuestras prioridades y valores, y después un día se nos dio lo de conocernos en persona. No conozco a nadie como a él ni nadie me conoce mejor que él (excepto mi mamu, que tiene ese instinto que no tiene nadie!)

La música: Ahhhh... qué sería de mí sin la música! Me encanta escuchar música. Me encanta cantar aunque sea medio mala (en realidad soy buena pero perdí la práctica, hace mucho que no canto). Soy una loca de la música, y desde que mi esposo me regaló un iPod hace casi dos años, no hubo día prácticamente en que no lo usé. Tener un iPod es un viaje de ida. Jajaja!

El otoño: Sí, nada que ver con nada, pero el otoño... me puede. El otoño particularmente en Cheney, donde vivo ahora, es precioso. Salir afuera es una fiesta de colores, de texturas, de aromas. Es hermoso! Hay árboles cuyas hojas se ponen amarillas como las bananas (sí, así de amarillas!), otros árboles cuyas hojas se ponen rojas, marrones, ocres, rosadas, anaranjadas... es la estación más hermosa del año. Y un millón de veces más romántica que la primavera (creo que debe ser por el poema de Neruda, que me gusta tanto el otoño... "Te recuerdo como eras en el último otoño, eras la boina gris y el corazón en calma...")

Mis hobbies: Algo que me hace totalmente feliz es dibujar. Y hacer posters. Y diseñar ropa. Y coserla (y ponérmela que es otro hobby). Y me gusta escribir en mi diario y acá cuando lo hago, jeje! Me gustan los idiomas, estoy aprendiendo francés y es mi nuevo hobby. Me gusta mirar películas. Me gusta hacer chucherías con canutillos y ponérmelas. Me gusta comprar ropa (no es un hobby, pero si tuviera plata seguro que lo sería, jaja!). Me gusta hacer tarjetas y regalarlas.  Tengo muchos hobbies, y todos ellos me hacen de alguna manera un poco feliz. :) Sobre todo los que son más activos como diseñar y producir cosas y aprender nuevos idiomas, porque implican el uso de mis talentos y de mi inteligencia.


Le paso el meme, o el jueguito a Shaggy, a Pajarittos, a Vampx, a Stich (espero no haberle pifiado con el nick, jaja!) y a Braian, para que cuenten un poco... jeje!

Wednesday, November 5, 2008

Caperucita.

Continuando con mi saga de poesía (a falta de inspiración propia), quise dedicarle una entrada a otro poeta, de esos poetas con todas las letras, que no sólo escribe canciones magníficas, sino que también las canta. El poeta de hoy: Ismael Serrano; su canción: Caperucita. Por qué la quise poner acá? Porque creo que está muy arraigado en muchas de nosotras ser caperucitas, de las de Serrano, no de las de los hermanos Grimm. Y el no serlo nos trauma, nos agobia, nos da la sensación de no realización como mujeres. Es triste. Porque es aún peor convertirnos en caperucitas con el primer lobo que nos crucemos sólo porque es nuestro deber.

Me dejo de cháchara. Lean con atención. Es hermosa...

Caperucita

Caperucita sólo tiene dieciséis 
primaveras sin flores, papá le dice: "Ven, 
Caperucita eres joven y tienes que aprender 
a ocuparte de la casa, que serás una mujer. 

Para que seas buena esposa 
y no envejezcas sola, 
en la cama y la cocina has de saber 
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo, 
que te atrapa tu destino, 
que has de ser madre y esposa."
Y la pobre Caperucita llora. 

"Quiero volar, lejos de aquí escapar. 
Dime, mi bien, quién me llorará 
si me dan alas y echo a volar. 
Quiero dormir, no quiero despertar, 
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal, 
quizás alguien me espere en la oscuridad."

Una fría tarde Caperucita iba 
a casa de su abuela a llevarle comida, 
cuando se encontró con un lobo feroz. 
"Dime dónde vas niña, que te acompaño yo."

La muchacha se supo perdida, 
gritaba Caperucita 
mientras la devoraba el lobo. 
Bajo la falda del vestido 
estallaron los dormidos 
sueños que en la noche 
la mantenían viva. Pobre Caperucita... 

Una gris mañana Caperucita se casó, 
vestida de blanco, bella como una flor. 
Su marido, muy elegante, otro lobo feroz, 
y su padre orgulloso lloraba de emoción. 

Ahora cada noche el lobo la devora, 
clava sus dientes, y llora 
Caperucita mientras espera a que un aullido 
le diga que el dormido animal despertó. 
Después descansa tranquilo el malvado lobo feroz. 

La cara de Caperucita alumbra una sonrisa 
mientras mece una cuna. En ella está una niña, 
quizás futura oveja para un lobo feroz, 
a no ser que afortunada la rescate tu amor. 

Caperucita la arrulla contra el pecho 
y un murmullo lento, lleno 
de esperanza y vida, 
canta Caperucita.

"Quiero volar, lejos de aquí escapar. 
Dime, mi bien, quién me llorará 
si me dan alas y echo a volar. 
Quiero dormir, no quiero despertar, 
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal, 
quizás alguien me espere en la oscuridad..."