Wednesday, June 18, 2008

Nessun Dorma.

Me arranca lágrimas cada vez que escucho esta aria de la ópera Turandot, de Puccini. Es una de esas cosas que te recuerda que hay existe lo bello y virtuoso en el mundo, y que todos tenemos un talento, y cómo podemos pensar que evolucionamos de primates o que salimos de la nada o que surgimos del polvo siendo capaces de producir cosas tan hermosas como el canto, la música o la poesía?

Nadie dormirá! Nadie dormirá! Ni aún tú, oh, Princesa, en tu fría habitación, mira las estrellas que tiemblan de amor y esperanza.

Mas mi secreto está escondido en mí; nadie sabrá mi nombre! No, no! En tu boca lo diré cuando las luces resplandezcan.
Y mi beso disipará el silencio que te hace mía.

(Nadie sabrá su nombre y tendremos que, oh, morir, morir!)
Desvanécete, noche! Pónganse, estrellas! Pónganse estrellas! Al alba venceré! Venceré! Venceré!

Sin palabras.

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