Saturday, April 26, 2008

El misterio de las patentes robadas

Hace un año, más o menos, compramos un coche nuevo. No es cero kilómetro, pero por lo menos es más nuevo que el que teníamos antes, que habíamos ligado porque el abuelo de mi esposo había muerto y nadie quería su cachirulo extra. En fin. El asunto es que con la emoción del nuevo coche, más nuevo que el otro, compramos patentes personalizadas con el logo de nuestra universidad. Así que tiene las letras EWU (por Eastern Washington University), más un numero de cuatro dígitos. Lógicamente, salieron un poquito más caras que las comunes.

(ejemplo de patente parecida a la nuestra que sacó un loco que tiene una página de patentes del estado de Washington)



El asunto es que una tarde mi esposo se dispuso a ponerle las patentes nuevas al coche y... recórcholis! Una había desaparecido. Dimos vuelta cielo y tierra, interrogamos a un amigo que siempre nos hacía bromas llevándose cosas de casa; siempre bromeaba... se llevaba mis anteojos de sol, los de mi esposo, llaves, billeteras... una vez hasta se llevó 100 dólares que devolvió a los minutos. Así que fue nuestro primer sospechoso y sus bromas dejaron de tener gracia. Seguimos buscando por todos lados y nos dimos por vencidos. Alguien la había robado de la vereda, en un segundo de descuido. ´

Hoy, un año más tarde, mi esposo se dispuso a mandarse la gran pirata, escaneando e imprimiendo una copia en color de la chapa patente que nos quedaba. Y mientras recortaba y pegaba meticulosamente su collage, yo vi la patente sobre la mesa, sospechosamente más gruesa de lo que a cualquiera le parecería "común". Y la miré, la escruté, y sí... lo que se imaginan. Estaban las dos patentes pegaditas. Y todo este año que despotricamos y movimos cielo y tierra buscando la maldita patente... y estaba instalada en el coche! (detrás de la otra). Yo no podía parar de reírme. Mi esposo no salía de su asombro y de su vergüenza.

Cosas de la vida, no?

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