Reflexiones de media tarde

Estoy en la otra esquina del mundo, pero con mi mate fiel que me sigue como el perro al amo. El mate parece que tuviera una voluntad propia. Va mas alla de mi consciencia y de mis habilidades. A donde voy, aparece como por arte de magia, listo para que lo apronte, dispuesto a que lo cebe. No importa la distancia ni el destino, mi mate va conmigo. Y a donde vamos, llevamos un pedacito de nuestra tierra. De Uruguay, o de Argentina, pero un lugar importante en nuestro corazon al fin y al cabo. A donde vamos llevamos la distancia y la nostalgia del terruño, la hospitalidad del mate humeante en invierno, la excusa inventada del mate en verano... solo para pasar la tarde con amigos, la cordialidad del mate con extraños, porque el mate no se le niega a nadie. El mate escucha mis monologos interiores y no me juzga, no me trata de loca, no me señala, no me cuestiona. Y yo lo tomo aunque me haya salido feo, solo para hacernos compañia. Y me siento frente a mi mate, sin tener nada que decir ni que escribir, y aca estamos, buenamente los dos: Reflexionando juntos. Apañando nuestras soledades.